Cuando el motor pierde fuerza, tiembla en ralentí y responde lento al acelerar, lo más probable es que uno de los cilindros esté fallando. Esta pérdida de potencia no siempre viene acompañada de un código de error, pero el vehículo lo demuestra con vibraciones fuertes, sonido irregular y una aceleración que simplemente no es la misma. En la mayoría de los casos, el problema está en la chispa: una bujía desgastada o una bobina defectuosa impiden que el cilindro queme la mezcla de aire y combustible, dejando esa parte del motor sin aportar fuerza.
Pero la falla no siempre termina ahí. Un cilindro que no trabaja correctamente puede ser también consecuencia de una inyección desequilibrada o una mala lectura de aire. Si un inyector está sucio, no pulveriza el combustible como debe. Si el cuerpo de aceleración está contaminado, la entrada de aire se vuelve irregular. Y si el sensor MAF o MAP está sucio, la ECU recibe datos erróneos y hace correcciones que afectan la mezcla. Todo esto termina alterando el rendimiento general del motor, aunque el problema se origine en un solo componente.
Lo importante es entender que estas fallas trabajan en conjunto. No es solo una bujía o una bobina: es el sistema completo que necesita estar sincronizado. Si se ignoran los síntomas, se compromete el catalizador, se aumenta el consumo de combustible y se acelera el desgaste del motor. Por eso, si el auto tiembla, cascabelea o simplemente no rinde como antes, es momento de intervenir de forma técnica y ordenada.
- 🔧 Cambiar todas las bujías si tienen desgaste o fallas de encendido
- 🔧 Limpiar los inyectores para mejorar el patrón de rociado y evitar fallos por mezcla pobre
- 🔧 Limpiar el cuerpo de aceleración para estabilizar el flujo de aire en ralentí y aceleración
- 🔧 Limpiar el sensor MAF para que la ECU calcule con precisión la mezcla aire-combustible
- 🔧 Limpiar el sensor MAP para asegurar una correcta medición de presión en el múltiple de admisión
